El tromboembolismo venoso, que se presenta como trombosis venosa profunda o embolismo pulmonar, es la segunda causa principal de muerte en pacientes que reciben quimioterapia. El mayor riesgo de desarrollar la enfermedad se refiere a pacientes con cáncer de páncreas, pulmón, gástrico, tumores cerebrales malignos y neoplasias hematológicas.
De acuerdo con las últimas guías europeas para el tratamiento de la embolia pulmonar, los regímenes de tratamiento y la duración de la terapia anticoagulante para la embolia pulmonar en pacientes con malignidad activa son los siguientes:
- En pacientes con embolia pulmonar y neoplasia maligna, se debe considerar la heparina subcutánea de bajo peso molecular ajustada al peso durante los primeros 6 meses. Las heparinas de bajo peso molecular son los fármacos de elección frente a los antagonistas de la vitamina K.
- La elección de edoxabán o rivaroxabán como alternativa a la heparina de bajo peso molecular subcutánea debe considerarse en pacientes sin malignidad localizada en el tracto gastrointestinal (debido al mayor riesgo de sangrado).
- Además, en pacientes con embolia pulmonar y malignidad, se debe considerar la prolongación de la terapia anticoagulante más allá de los primeros 6 meses, indefinidamente o hasta que se cure el cáncer.
El estudio CARAVAGGIO, recientemente publicado, que comparó la eficacia y seguridad de apixabán y dalterapina (heparina de bajo peso molecular) en 1.170 pacientes con cáncer. Se excluyeron del estudio los pacientes con carcinoma de células basales o de células escamosas de la piel, tumor cerebral primario, metástasis cerebrales y leucemia aguda.
La mitad de los pacientes tomaron 10 mg de apixaban dos veces al día durante la primera semana, seguido de 5 mg dos veces al día a partir de entonces. La otra mitad de los pacientes recibió dalteparina a una dosis de 200 unidades internacionales por kilogramo de peso corporal por vía subcutánea una vez al día, todos los días durante el primer mes y 150 unidades por kilogramo de peso corporal a partir de entonces durante cinco meses.
La recurrencia del tromboembolismo venoso (embolia pulmonar o trombosis venosa profunda) ocurrió en el 5,6 % de los pacientes del grupo de apixabán en comparación con el 7,9 % en el grupo de dalteparina. Se produjo sangrado mayor en el 3,8 % de los pacientes del grupo de apixabán y en el 4 % de los pacientes del grupo de dalteparina.
El hallazgo clave de este estudio fue que el apixabán oral no es inferior a la dalteparina subcutánea en el tratamiento del tromboembolismo venoso en pacientes con cáncer desde el diagnóstico hasta los seis meses, y no aumenta el riesgo de hemorragia durante el tratamiento.
Vale la pena enfatizar que los pacientes con cáncer deberían poder usar un medicamento conveniente y seguro. La pauta de tratamiento con anticoagulantes orales permite la administración de fármacos orales desde el primer día de tratamiento, lo que resulta sumamente conveniente en caso de trombosis venosa profunda y casos „más leves” de embolismo pulmonar.
Sin embargo, esto requiere que el médico tratante tome la decisión correcta en cuanto a la elección del fármaco (oral o subcutáneo) en función del tipo de cáncer, las comorbilidades, el riesgo de sangrado, la quimioterapia concomitante y las preferencias del paciente. Sin embargo, lo más importante es que medicamentos como el apixabán brindan esa opción.
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Autores: Prof. dr hab. n.med. Marcin Kurzyna, dr hab. N. Med. Justyna Dominik-Karłowicz