¿Felicidad después del cáncer?

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¿Es posible ser feliz después del cáncer? ¿Puedes sentirte femenina y fuerte después de la mastectomía? ¡Conoce a Dorota, quién responde SÍ a estas preguntas! Una sobreviviente de cáncer de mama anteriormente beneficiaria de la fundación, ahora vive al máximo y encuentra la felicidad al ayudar a otras personas que padecen cáncer.

¿Cómo encontraste la fundación Alivia?

Encontré la fundación en un momento en que necesitaba ayuda financiera después del tratamiento contra el cáncer. Al principio llamé a una fundación diferente, que era más conocida que Alivia en ese momento. Sin embargo, me fue imposible ser beneficiaria de ella. Poco después recibí los datos de contacto de Alivia. Rápidamente me ocupé de todos los trámites y me uní al programa de apoyo financiero.

¿Qué hice cuando los exámenes médicos confirmaron que tenía cáncer de mama?

Desde el momento del diagnóstico, comencé a luchar con preguntas como: ¿cuáles son las posibilidades de sobrevivir al cáncer de mama?, ¿cuál es la probabilidad de recaída?, ¿sí estaré saludable después de la quimioterapia? o ¿si será necesaria la radioterapia y la rehabilitación?, ¿si podré tener hijos?, ¿cuándo y dónde podré hacerme una cirugía de reconstrucción mamaria? Aunque visité muchos hospitales, mi conocimiento sobre el cáncer aún era escaso. Estaba completamente perdida.

Afortunadamente tuve mucha suerte. Durante la permanencia en el hospital, muchos desconocidos me mostraron amabilidad, calidez y cariño. Después de esta experiencia, realmente comprendo lo importante que es el enfoque de otra persona para alguien que está luchando contra el cáncer. ¡En ese momento, no sabía nada sobre el cáncer! Solo tenía 25 años y ya me había sometido a dos cirugías y estaba esperando para recibir quimioterapia. Tuve la oportunidad de tomar la decisión sobre la cirugía y el tratamiento yo misma. Decidí hacerme una mastectomía radical y quimioterapia.

¿Cómo te ayudó Alivia?

Con 25 años, quería someterme a una cirugía reconstructiva lo antes posible. Me sometí a tres cirugías y me convertí en beneficiaria durante la última. El resultado de la segunda cirugía fue terrible, un implante duro colocado directamente debajo de mi piel, lo que me hizo sentir muy mal. El NFZ (Fondo Nacional de Salud) solo pudo reembolsar una cirugía, por lo que mi única opción fue una operación privada. Fue entonces cuando me comuniqué con la Fundación Alivia, y me han estado ayudando desde entonces.

¿Por qué eligió ser voluntaria?

Vi un anuncio en Facebook. Fue una completa coincidencia que lo vi. No lo dudé, presenté mi solicitud el viernes y el lunes me hice voluntaria. Me esfuerzo por ser verdaderamente feliz en la vida, por no arrepentirme de las cosas que no he hecho. Desde el diagnóstico, reevalué mi visión de la vida. Dejé de preocuparme por las cosas pequeñas. Puedo ver que las personas que han pasado problemas similares me pueden comprender. Cuando recibí el diagnóstico, emocionalmente me alteré. Soy muy sensible, así que cada vez que surgía el tema cáncer, me saltaban las lágrimas.

¿Y ahora?

Conseguí aceptarlo y ahora soy consciente de que nadie sabe realmente cuándo terminará su vida, y que cada momento importa, solo hay que aprender a disfrutar de todos y cada uno de los momentos. ¡Solo tengo una vida, la salud es prioridad y el resto depende de mí!

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