La desnutrición y su impacto en la terapia del cáncer

Los síntomas de desnutrición ocurren en el 30-85% de los pacientes oncológicos, y en el 5-20% de ellos es la causa directa de la muerte. Por esta razón, vale la pena hacer todo lo posible para prevenir el desarrollo de la desnutrición o al menos ralentizar este proceso. Un mejor estado nutricional en el momento de la detección del cáncer y una menor pérdida de peso durante el tratamiento es una mayor posibilidad de una mayor efectividad de la terapia oncológica.

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La incidencia de desnutrición varía según la localización de las lesiones neoplásicas. Afecta especialmente a las personas que padecen cánceres en el sistema digestivo, la cabeza y el cuello y los pulmones. Además, en cada grupo de pacientes, la desnutrición afecta con más frecuencia a los ancianos que a los más jóvenes, así como a los que se encuentran en una etapa avanzada de la enfermedad.

¿Qué es la desnutrición?

Es una condición del cuerpo humano resultante de trastornos de absorción o consumo de nutrientes, cuya consecuencia son cambios en la composición corporal que conducen a un deterioro de la actividad física y mental del cuerpo. 

La desnutrición se considera una enfermedad y siempre debe ser tratada. Una persona que padece cáncer puede desarrollar desnutrición mucho más rápido que si una persona sana no recibiera las cantidades adecuadas de energía y nutrientes. También se asocia con enfermedades e inflamación crónica, de ahí que se le denomine caquexia. Es un complejo de síntomas caracterizado por una pérdida de peso severa, prolongada, involuntaria y rápidamente progresiva. Cuanto más avanzada es la caquexia, menos responde al tratamiento. 

¿Por qué se desarrolla la caquexia en la enfermedad oncológica?

La razón es que el cáncer y el tratamiento oncológico aumentan la demanda de nutrientes por parte del cuerpo humano, al tiempo que dificultan su suministro regular debido a una serie de cambios metabólicos y dolencias desagradables. Entre estos cambios y dolencias negativos, se puede mencionar el impacto negativo del tumor en el centro del hambre en el cerebro y el metabolismo, lo que resulta en una mayor descomposición del tejido muscular y graso. Además, la presencia de inflamación aumenta la necesidad de nutrientes, y el malestar (náuseas, vómitos, diarrea, cambios en la percepción del gusto, problemas con la cavidad bucal) limitan su ingesta y absorción. Mantener un estado nutricional adecuado tampoco es propicio para un mal estado mental o dificultades con la digestión y absorción de nutrientes.

Vale la pena saber que el problema de la desnutrición (caquexia) también puede afectar a las personas con sobrepeso y obesas con cáncer. En su caso, se subestima particularmente, porque la pérdida de tejido muscular permanece invisible durante mucho tiempo. Por lo tanto, perder peso no es beneficioso y no mejorará la salud de una persona con sobrepeso u obesidad.

La desnutrición tiene numerosos efectos negativos, por lo que no se pueden subestimar, asumiendo que la pérdida de peso es un elemento inseparable del tratamiento oncológico. Estos incluyen deterioro del sistema inmunitario y de todos los órganos, pérdida de recursos musculares, mayor riesgo de infecciones y complicaciones, menor tolerancia al tratamiento oncológico, alteración de la regeneración, así como deterioro del bienestar y mayor riesgo de depresión o dificultades en la cicatrización de un herida después de una posible cirugía. 

¿Es caquexia?

Su desarrollo puede evidenciarse por pérdida de peso no planificada. Cuanto más rápido y más grande es, más probable es que se desarrolle. La forma más fácil de notar un cambio en el peso es pesándote regularmente. La ropa suelta y los anillos también son un buen indicador. El desarrollo de la caquexia también puede sugerir un deterioro de la inmunidad, una sensación de debilidad o una creciente falta de apetito o una reducción significativa en la cantidad de alimentos consumidos.

¿Cómo puedo protegerme de desarrollar caquexia?

En primer lugar, vale la pena cuidar el menú en el momento del diagnóstico, sin esperar a perder peso. La atención a la dieta debe ser un elemento inseparable del tratamiento, así como el uso de medicamentos. El menú después de escuchar el diagnóstico antes de iniciar el tratamiento debe incluir un mayor consumo de verduras y frutas, productos de cereales, así como buenas fuentes de proteínas como los productos lácteos, carnes y pescados magros, huevos y legumbres. 

Las comidas también deben enriquecerse con la adición de grasas buenas como el aceite de colza, el aceite de oliva y la mantequilla. Si, por alguna razón, no es posible comer productos tradicionales o es muy limitado, debe informar inmediatamente a su médico y exigirle que le recomiende apoyo, p. en forma de nutrición médica. Además, no se crea los mitos que circulan por Internet recomendando, p. inanición.

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Autor: Dr. Ing. Katarzyna Zadka, dietista

Fuentes: 

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