GIST: todo sobre los tumores del estroma gastrointestinal

GIST, del inglés Gastro Intestinal Stromal Tumors, son cánceres del tracto digestivo. Se desarrollan a partir de su lecho rocoso, es decir, los llamados tejidos del estroma. Estas son enfermedades poco comunes en nuestro país, y los síntomas que las acompañan son poco característicos. ¿Cómo se diagnostican los GIST? ¿Cuál es su tratamiento y pronóstico?

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¿Qué es GIST?

GIST, es decir, un cáncer gastrointestinal que se desarrolla a partir del estroma, se localiza con mayor frecuencia en el estómago, el intestino delgado o el duodeno y el intestino grueso. Sin embargo, a veces los tumores se encuentran en otros lugares, como en el espacio retroperitoneal o en el delantal graso que cubre los intestinos. 

Por otro lado, están causados ​​por mutaciones en los genes KIT y PDGFR (hasta ahora no hemos conocido las razones de su formación). Constituyen alrededor del 5% de todos los sarcomas, es decir, tumores mesenquimales, que se producen en humanos. Por lo general, esta enfermedad se detecta en personas mayores de 50 años, pero también puede aparecer a una edad más temprana. 

Síntomas de los GIST

Los síntomas de los tumores GIST no son lo suficientemente específicos para hacer un diagnóstico inequívoco de la enfermedad. Los síntomas dependen en gran medida del tamaño y la ubicación del tumor. La etapa del cáncer y las posibles metástasis también son importantes. Por lo general, los tumores del estroma del tracto digestivo se acompañan de:

  • Hinchazón.
  • Dolor de estómago.
  • Pérdida de peso.
  • Sangrado crónico.

A veces, un síntoma adicional es palpable a través de la piel o incluso un tumor claramente visible. En algunos pacientes, los tumores GIST causan síntomas llamados abdomen agudo, que incluyen: náuseas y vómitos, dolor intenso, así como retención de heces y gases. No es raro, sin embargo, que la enfermedad sea asintomática y se descubra accidentalmente durante una ecografía abdominal u otras pruebas de imagen realizadas por otros motivos.

¿Cuál es el diagnóstico de los GIST?

Para diagnosticar un GIST del estómago y otras partes del tracto digestivo, el médico primero realiza una historia clínica detallada con el paciente. De esta forma, recibe la información necesaria, principalmente sobre los síntomas. Las pruebas apropiadas son necesarias para confirmar el diagnóstico inicial. La mayoría de las veces son:

  • Ultrasonido abdominal.
  • Resonancia magnética con contraste.
  • Tomografía computarizada con contraste.
  • Gastroscopia.
  • Colonoscopia.

Para determinar la naturaleza del tumor y su malignidad, se realizan pruebas de biopsia por escisión, tinción e inmuno-histoquímica (evaluación histopatológica). También se comprueba la mutación del gen, es decir, cuál de los genes, KIT o PGDFR, contribuyó al desarrollo del cáncer.

Tumor GIST: pronóstico y tratamiento

Cuanto antes se detecte un tumor del estroma gastrointestinal, mayores serán las posibilidades de una curación completa. 

Hay tres etapas de la enfermedad:

  1. Tumor operable aislado localmente (sin metástasis).
  2. Tumor inoperable o metastásico (GIST avanzado).
  3. Progresión, es decir, el desarrollo de metástasis durante el tratamiento.

La cirugía radical se considera el método más efectivo para tratar los GIST. El tumor se extirpa junto con un margen de tejido sano, lo que se puede hacer por vía laparoscópica si no es grande. Las lesiones más grandes, de más de 5 cm, se extirpan abriendo la cavidad abdominal.

Si los tumores observados en el tracto gastrointestinal son pequeños, es decir, su diámetro no supera los 2 cm, generalmente no se utiliza el tratamiento quirúrgico. En cambio, se recomienda al paciente observación, es decir, realizar exámenes de imagen y endoscópicos. La cirugía se realiza para tumores mayores de 2 cm. Cuando es posible la resección radical (extirpación de toda la lesión), generalmente no hay indicaciones para la terapia adyuvante. Sin embargo, es necesaria una estrecha observación.

Cuando la extirpación del tumor se acompaña de la necesidad de una resección multiorgánica o de todo el órgano, se usa el tratamiento sistémico preoperatorio con inhibidores de la tirosina quinasa (a menudo llamado inducción). Se busca reducir el tamaño de la lesión para poder realizar una operación menos extensa. Si el GIST está diseminado, la terapia sistémica con inhibidores de la tirosina quinasa, es decir, imatinib, se convierte en la base. Si no se observa progreso en el tratamiento, se utilizan sunitinib y regorafenib.

Finalización del tratamiento y riesgo de recaída

Cuando el paciente completa el tratamiento y no está calificado para la terapia adyuvante, debe someterse a exámenes de seguimiento, preferiblemente cada 3-4 meses durante los dos primeros años después de la cirugía: 

  • Examen corporal general.
  • Análisis de sangre.
  • Ecografía y TAC de abdomen.

Posteriormente, estos exámenes pueden realizarse con un poco menos de frecuencia, aproximadamente cada 6 meses. Se recomienda que toda persona con GIST, también después de finalizar el tratamiento adyuvante, cuide dicho control durante un tiempo prolongado, incluso superior a 5 años. Esto se debe al riesgo de recurrencia de la enfermedad, y entre los principales factores que la afectan se encuentran, sobre todo: la localización y tamaño del tumor extirpado, el estado de los márgenes quirúrgicos y el valor del índice mitótico.

Los avances en medicina apuntan a que en el futuro la lucha contra los GIST será aún más eficaz. El anuncio de cambios en el tratamiento sistémico de los tumores malignos ya fue la introducción del imatinib, que permite la inhibición de la división celular y resulta en detener la enfermedad.

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Autor: Fundación Oncología – Alivia

Fuentes:

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