¿Cómo cambia el cáncer las necesidades nutricionales?

Cada enfermedad, especialmente la grave y la crónica, afecta tanto a nuestra dieta como a nuestro estado nutricional. No es diferente en el caso del cáncer, cuando aumenta la demanda tanto de energía como de nutrientes, especialmente de proteínas.

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 Cada organismo debe cubrir sus necesidades energéticas para poder funcionar correctamente. Dependen de la edad, sexo, actividad física y enfermedades adicionales. Obtenemos la energía necesaria para la vida de los alimentos, que son digeridos y absorbidos al entrar en nuestro organismo. La prueba de cubrir nuestras necesidades es mantener un peso corporal constante. 

¿Y cómo es durante el cáncer? En este caso es de suma importancia satisfacer la demanda energética, debiendo ser una prioridad en la alimentación del paciente detener la pérdida de peso y prevenir la desnutrición. Un obstáculo para satisfacer las necesidades energéticas pueden ser las dolencias que acompañan al tratamiento, que afectan negativamente a la ingesta de alimentos. Desafortunadamente, las posibilidades limitadas van acompañadas de mayores necesidades de energía debido al mayor trabajo del sistema inmunológico. 

¿Cómo calcular la demanda de energía?

Al comienzo de la enfermedad, vale la pena comer al menos 30 kilocalorías por cada kilogramo de peso corporal. En otras palabras, una persona que pesa 60 kilogramos debe consumir al menos 1800 kilocalorías. Si esto no detiene la pérdida de peso, incluso puedes probar con 40 kilocalorías por kilogramos de peso corporal, es decir, 2400 kcal. Las fuentes de energía en la dieta humana son principalmente carbohidratos y grasas. En el caso de los primeros, en la carta no debe faltar pan, pasta, sémola, arroz y copos. 

El valor energético de las comidas también aumentará con la adición de nueces, almendras, aceite de oliva, aceite de colza, mantequilla o yogur griego, es decir, productos que contengan grasas. Si, a pesar de todos los esfuerzos, no es posible proporcionar tal cantidad de energía con las comidas diarias, vale la pena preguntar al médico sobre la posibilidad de incluir en la dieta alimentos medicinales de alto valor energético, que en un pequeño volumen fácil de beber puede contener hasta 400 kilocalorías. Vale la pena reaccionar, porque si la deficiencia de energía persiste durante días o semanas, se puede desarrollar caquexia, lo que empeora significativamente el pronóstico. 

La proteína es clave

Durante el cáncer, la necesidad de proteínas también aumenta hasta en un 67%. En otras palabras, una persona que pesa 60 kilogramos necesita alrededor de 90 gramos de proteína durante el tratamiento, mientras que antes de la enfermedad serían suficientes 54 gramos dañados durante la quimioterapia o radioterapia, así como el proceso de curación de heridas, por ejemplo, heridas postoperatorias. 

Además, la cantidad correcta de proteínas en la dieta puede proteger a la persona enferma contra la pérdida de masa muscular, cuya cantidad correcta en el cuerpo es un requisito previo para la supervivencia. La dieta durante el tratamiento oncológico debe ser rica en productos ricos en proteínas y aportar preferentemente 1,5 gramos de proteína por kilogramo de peso corporal al día. La fuente de proteína en la dieta debe ser principalmente de origen animal debido a la óptima calidad nutricional de estas proteínas. 

Si no hay contraindicaciones, el menú debe incluir productos como huevos, leche y productos lácteos, carnes magras, así como pescados y mariscos. Se debe incluir al menos un alimento rico en proteínas en cada comida. El menú se complementará perfectamente con productos vegetales ricos en proteínas, como frijoles, guisantes, lentejas, garbanzos (si se toleran las legumbres), así como otras semillas de legumbres, productos de cereales, especialmente sémolas y nueces. Se debe incluir al menos un alimento rico en proteínas en cada comida. 

¿Qué pasa con las vitaminas y los minerales?

Su cantidad o posible suplementación siempre debe considerarse individualmente, porque el nivel de su contenido en el cuerpo puede ser diferente y depende de muchos factores, por tipo de cáncer y su ubicación, pero también la edad y el estado de salud antes de la enfermedad o la dieta en ese momento.

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Autor: Dr. Ing. Katarzyna Zadka, dietista

Fuentes: 

  • Kłek S., Kapała A. Tratamiento nutricional. Oncol Clin Pract 2018;14(4):216-225
  • Muscaritoli M, Arends J, Bachmann P et. Alabama. Guía práctica ESPEN: Nutrición Clínica en el cáncer. Nutrición Clínica. 2021,40:2898-2913.

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