El cáncer de cerebro puede desarrollarse como un tumor primario, pero es mucho más frecuente que sea secundario, es decir, es el resultado de metástasis de otras partes del cuerpo. Se caracteriza por una variedad muy grande y los síntomas que lo acompañan dependen principalmente de la ubicación del tumor. Como cualquier otro cáncer, si se detecta en las primeras etapas, tiene buenas posibilidades de curarse.
Tumor cerebral: tipos
Los tumores malignos del cerebro (o del sistema nervioso central) se clasifican en dos grupos:
Primario: su ubicación puede ser no solo el cerebro, sino también la médula espinal o las meninges. Por lo general, no hacen metástasis a otros órganos, sino que se infiltran en las estructuras vecinas.
Secundario: surge como resultado de metástasis de otras partes del cuerpo, con mayor frecuencia de cáncer de pulmón y de mama. Esto se debe a la baja eficacia de la quimioterapia en esta zona (que se ve afectada por la barrera hematoencefálica).
Los gliomas son los tumores primarios más comunes del cerebro. Se derivan de la glía, es decir, células que son el componente principal del tejido nervioso. Estos tumores incluyen, entre otros: glía ependimaria, astrocitos y glía oligus. El cáncer más común en adultos es el glioblastoma multiforme, que se caracteriza por un alto grado de malignidad. El astrocitoma anaplásico también se diagnostica a menudo en hombres mayores. Las células gliales también dan lugar a astrocitomas pilocíticos, oligodendrogliomas y astrocitomas filamentosos. El meningioma, generalmente fácil de extirpar, no es infrecuente en mujeres mayores de 50 años.
El tumor cerebral maligno más frecuente en niños es el meduloblastoma, que afecta principalmente al cerebelo. Provoca un bloqueo del flujo de líquido cefalorraquídeo, pero la terapia seleccionada correctamente brinda una posibilidad de recuperación hasta en el 60% de los casos. Otro tipo de tumores son los craneofaringiomas. Suelen diagnosticarse en niños y personas mayores de 65 años, se desarrollan lentamente y no infiltran los tejidos adyacentes.
Síntomas del tumor cerebral
¿Cuáles son los síntomas típicos de un tumor cerebral? Dependen en gran medida de la ubicación exacta del tumor, así como de la forma y la velocidad de su desarrollo. Suele ocurrir que los síntomas no son exclusivos de esta enfermedad, por lo que es necesario realizar multitud de pruebas para realizar un diagnóstico certero.
Los síntomas generales de un tumor cerebral son principalmente:
- Vómitos y náuseas (más intensos por la mañana).
- Dolores de cabeza.
- Deterioro de la forma física.
- Deterioro de la memoria.
- Trastornos del sueño y de la conciencia,
- Ataques epilépticos (principalmente generalizados).
Cuando el tumor se localiza en el lóbulo parietal, el paciente puede experimentar adicionalmente alteraciones sensoriales. Los tumores del tronco encefálico a menudo causan párpados caídos y problemas de visión. Por otro lado, un tumor ubicado en el lóbulo frontal provoca síntomas como problemas con el habla: cambiar de palabra o cometer errores de gramática y lenguaje.
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Un tumor cerebral a menudo también causa algunos síntomas psicológicos:
- Desórdenes de ansiedad.
- Agitación psicomotora.
- Trastornos depresivos.
- Irritabilidad.
- Cambios de personalidad.
- Trastornos de la alimentación.
- Apatía.
- Episodios psicóticos.
No es fácil concluir que los problemas anteriores son causados por un tumor cerebral. Se tiene en cuenta el estado mental previo del paciente. La aparición repentina de trastornos graves en una persona que no ha mostrado previamente problemas y desviaciones similares puede ser motivo de preocupación y una señal de que quizás la causa del cambio sea un tumor cerebral. Los primeros síntomas generales que la acompañan requieren un diagnóstico detallado.
¿Cómo se detectan los tumores cerebrales?
En el diagnóstico de los tumores cerebrales se utilizan principalmente pruebas de imagen como la resonancia magnética y la tomografía computarizada. Brindan la posibilidad de detección temprana de la enfermedad y así aumentan las posibilidades de curación, muestran la ubicación exacta de la lesión y permiten evaluar su estado. En ocasiones es necesario realizar pruebas complementarias: neurológicas, auditivas, oftalmológicas, de laberinto o de marcadores tumorales. A menudo, los médicos también ordenan morfología, electroencefalografía e incluso una prueba del líquido cefalorraquídeo. Para hacer un diagnóstico completo y confiable, se realiza una biopsia, que brinda la oportunidad de recolectar material para la evaluación histopatológica.
Tratamiento de tumores cerebrales
La decisión de tratar los tumores cerebrales depende del tipo, la ubicación y el estadio del tumor. Para lesiones menores y etapas tempranas de desarrollo, a veces se usa solo la observación para ver si la enfermedad está progresando. Cabe recordar que en este tipo de cáncer se utiliza un tratamiento combinado: cirugía, radioterapia y quimioterapia.
Hay situaciones en las que se utilizan todos estos métodos, pero a veces solo se implementan los seleccionados. La terapia siempre debe adaptarse al paciente individual, teniendo en cuenta su salud general y el grado de malignidad del tumor.
Cuando el tumor no es muy maligno, la cirugía suele ser suficiente, aunque en ocasiones se combina con radioterapia. Esto permite la eliminación de las células cancerosas que quedan después de la operación y evita que el tumor vuelva a crecer. El procedimiento es ligeramente diferente cuando se diagnostican tumores más malignos. Cuando no es posible eliminar por completo las células cancerosas sin alterar el tejido cerebral, la radioterapia se convierte en una necesidad. La cirugía está indicada incluso cuando la etapa y el tipo de cáncer no dan la posibilidad de una cura completa. Al reducir el tumor, la calidad de vida del paciente puede mejorar significativamente y puede prolongarse.
Es importante tener en cuenta que no todos los cambios son elegibles para cirugía. Además, a veces los tumores vuelven a crecer y resisten el tratamiento, luego se implementa la quimioterapia. El desarrollo de la medicina permite el uso y la eficacia de otros métodos, como el bisturí de rayos gamma. Es una técnica radioquirúrgica moderna que permite un tratamiento no invasivo, utilizando rayos de cobalto.
Todavía se están buscando nuevas formas de terapia para el cáncer de cerebro que brinden a los pacientes la oportunidad de combatir la enfermedad de manera aún más eficaz. Aunque hay muchos tipos de tumores, la extirpación completa suele ser curativa.
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Autor: Fundación Oncología – Alivia
Fuentes: